Es un tema que siempre me resultó apasionante: personas que sienten la necesidad de amputarse una parte de su cuerpo porque la detestan o no la reconocen como propia. Lo cuenta Antonio Martínez Ron: Hola, soy tu cerebro y quiero que te amputes la pierna.
«En 2009, por ejemplo, el australiano Dave Openshaw metió su pierna izquierda en un cubo lleno de hielo durante seis horas y cuando llegó al hospital los cirujanos no tuvieron más remedio que amputarle el miembro por debajo de la rodilla. Era exactamente lo que buscaba, puesto que su pierna resultaba un objeto extraño e insoportable para él. “He pasado años fantaseando con ello y por fin ya no está allí”, relataba. “Me he quitado un peso de encima”.»