Un perro es entrenado durante tres años para aprender palabras, hasta lograr reconocer más de mil. Ángel Rodríguez Lozano lo cuenta en Can Y Lingus.
«Tras entrenar a Chaser de este modo durante varias semanas, los experimentadores sometieron a Chaser a una prueba en la que una persona conocida, pero que nunca antes había dado órdenes a Chaser, se las daba esta vez bajo el formato anterior. La nueva persona era necesaria para evitar que comunicara a Chaser señales corporales indicativas de lo que debía hacer, que muchas veces los dueños o entrenadores de mascotas emiten de forma inconsciente. En la prueba, además, se utilizaron juguetes conocidos por Chaser, pero que no habían sido utilizados en su entrenamiento previo. De un total de cuarenta ensayos, Chaser realizó correctamente lo que se le pedía veintiocho veces (una tasa de éxito muy superior a la de cualquier niño, niña, o adolescente humano recibiendo órdenes de sus padres).»