Carlos Zúmer escribe sobre un hecho casi inaudito en el deporte de élite: un ciclista confesando tener miedo a bajar las montañas. Thibaut Pinot tiene miedo.
«Thibaut Pinot venía al Tour’13 con intención de disputar la clasificación general. Al principio sintió la presión. Voeckler, Rolland o él mismo eran las balas de la hinchada gala. Luego vinieron los sudores del miedo. Aguantó con los mejores escalando Pailhères el primer día de montaña pero se quedó bajándolo. Trazaba encogido como un pajarillo. Perdió bastante tiempo. Entró en la meta de Ax 3 Domaines cediendo más de seis minutos y sin hacer declaraciones. Como todo lo malo es susceptible de empeorar, las cosas se torcieron más al día siguiente. Pinot alcanzó la llegada en Bagneres de Bigorre con más de 25 minutos de retraso, lo cual es una pérdida sin ningún tipo de sentido para un corredor como él. O lo tenía todo, pues esa jornada descendieron hasta cinco puertos. El día anterior, solo uno. Las cuentas salen multiplicando. No fue ninguna pájara. Fue un cortocircuito mental inconsolable, en directa continuación con la jornada precedente.»