Es urgente la creación de un organismo independiente y fiable de medición de participantes en manifestaciones; la guerra de cifras es ya una escena arrancada a cualquier película de los Hermanos Marx. Ayer en Madrid, hubo un millón según los manifestantes y cien mil según la policía: ¿quién miente? Ambos, claro, aunque unos con mayor intensidad que otros. Mariano Gistaín glosa la manifestación y recuerda que se va haciendo imprescindible pasarse por Madrid cada vez que se quiere reclarmar algo en Echarse a la calle: ” Bajan los autocares a la toma de Madrid, a robar ese minuto en los telediarios ociosos de Tejas, el minuto de gloria y asco que otorgan a los pueblos remotos. Hay que tomar Madrid al menos una vez al mes para que no se pudran los problemas, para que no avancen los trasvases. Todo parece parado, en legajos de juzgados, en la inercia de siglos de los conserjes, que en esos ministerios ya no queda nadie, pues todo ha sido externalizado y el baile de consultoras y hormigoneras no resiste los embates de los pueblos, la resistencia de la yaya de Santaliestra.”