Se nos fue Richard Matheson, uno de los creadores de ficción más influyentes del siglo XX y lo que llevamos de XXI. Lo recuerda Noel Ceballos.
«Sin embargo, esta sólo es una de las múltiples facetas de un escritor purasangre, descrito por su colega Ray Bradbury como uno de los más importantes del siglo XX. No exageraba: Matheson era capaz de caer de pie después de la más arriesgada de las piruetas formales, combinaba un humanismo delicado con una visión pesimista sin que nada chirriase, torcía a voluntad cualquier convención genérica y, en palabras de su pupilo espiritual Stephen King, era capaz de convertir en extraordinaria (y aterradora) incluso la experiencia más común. Leer su prosa es abandonarse a uno de los mayores placeres que se nos han concedido como especie: la de ponernos en manos de un narrador superdotado, la de escuchar una buena historia contada con gusto y genio, la de dejarse llevar por la ficción para, quizá, con suerte, no volver jamás.»