Manuel de la Fuente explica por qué “El tamayazo”, de Felipe Serrano dista mucho de ser un buen libro periodístico.
«Es muy gracioso cómo los periodistas españoles suelen apelar al adjetivo “periodístico” para no decir nada. Y es gracioso también un bagaje teórico y argumentativo tan pobre que lleva a que el cronista de turno confunda “un relato desapasionado” con una falsa visión de la objetividad. Eso significa que el periodista se ha leído rápidamente a Truman Capote y Tom Wolfe y que cree que el periodismo consiste en contar las cositas, con cierta distancia, exponiendo los hechos sin más. Eso sí, con “criterios periodísticos” y “sin juzgar”.»