Diego A. Manrique resume la muy melancólica historia del mítico grupo de rock Barón Rojo. Derribados por el fuego amigo. Vía F. Naranjo.
«Paniagua había sido fan adolescente de Barón Rojo. Cuando supo que se reunía la formación legendaria, decidió pegarse a la banda. Y descubrió que, como antes, había dos parejas enfrentadas. Por un lado, los expatriados: el baterista Hermes Calabria y el bajista-cantante José Luis Campuzano, alias Sherpa, que abandonaron el proyecto en 1989. Al otro, los propietarios del nombre, los hermanos Armando y Carlos de Castro, guitarristas, que mantuvieron la banda con músicos contratados. Entre ambos sectores se cruzaron maldades pero la realidad era testaruda: Sherpa y Hermes no triunfaron fuera de la banda; los hermanos Castro pilotaban un Barón Rojo de visibilidad decreciente.»