Guillermo Ortiz habla de uno de los grandes genios del fútbol reciente, Eric Cantona. El último capricho de Eric Cantona
«Toda la vida profesional de Cantona había sido la vida de un hombre con un enorme talento empeñado en autodestruirse. Empalmó sanción con sanción en Francia hasta que ya no le quedó nadie con quien pelearse o a quien insultar y se fue al Leeds United de la Premier League cuando aquello de la Premier League sonaba a tíos de dos metros rematando córners y Tony Adams repartiendo estopa. Ganó el título y, como si eso le molestara, fichó por el Manchester United, que llevaba 26 años sin llevarse una liga. Alex Ferguson funcionó como un ansiolítico prodigioso. El pendenciero Cantona no solo dejó de centrarse en todo lo que supuestamente le atacaba y abandonó su condición de incomprendido sino que se convirtió en un referente, el encargado de liderar a la generación de los “Fergie Boys”, los Giggs, Beckham, Scholes, Butt, Neville y compañía.»