Robben se quitó el pasado sábado, por fin, el sambenito de eterno perdedor de finales. Sobre ello habla Blogatus en Robben, torpe y genial
«Arjen Robben iba catapultado para convertirse en el niño burbuja del fútbol europeo, una especie de Prosinecki con la cara de un bebé malencarado o de un viejo cascarrabias, que son dos extremos que se tocan, y sobre todo en el rostro de Robben. Prosinecki y Robben se quedaron para siempre con cara de rotura de ligamento»