Dice C. Rancio que el espionaje en realidad de bien poco sirve, y menos cuando se hace más bien regular, como en este nuestro país. Espía como puedas.
«Los que acostumbramos a curiosear por librerías de segunda mano (no de viejo) o mercadillos nos cruzamos a menudo con uno de esos libros que, como los bestsellers vetustos de Viki Baum, Mika Waltari o Morris West, parece haber leído todo el mundo hace cuatro décadas y hoy nadie recuerda: Cisne, yo fui espía de Franco. Lo escribe Luis M. González-Mata, el espía que surgió del frío, el hambre y la roña de la posguerra, y narra sus aventuras en el espionaje internacional durante el franquismo.»