Pues Álvaro Delgado-Gal piensa que estamos al final de una época que resta importancia a las ideas y de ahí la ausencia de intelectuales en el discurso que construye la polis: ¿Dónde están los intelectuales?.
«Los intelectuales han perdido presencia e importancia en todas las democracias occidentales. Lo último no significa que al mundo se le haya secado el cerebro de improviso y como por arte de magia. Han sucedido fenómenos más complejos, e íntimamente relacionados con la economía interna de la democracia. Sea como fuere, así están las cosas: no hay intelectuales, o son escasos y no forman masa crítica. Reparemos en Rawls, un hombre que ha influido poderosamente en el pensamiento académico desde, más o menos, la muerte de Franco (A Theory of Justice se publicó en 1971). ¿Qué le falta a Rawls para ser un intelectual? Proyección pública.»