Íñigo Sáenz de Ugarte comenta algunas de las consecuencias (aparentemente positivas para los trabajadores) que han tenido las tragedias de las fábricas de Bangladesh. Bangladesh: el primer paso
«Los cambios serán progresivos. A corto plazo, hay que esperar que al menos no se repita una catástrofe de esas dimensiones. Si sube el salario mínimo, quizá se ponga a la altura de Camboya. Estamos hablando de las peores condiciones de trabajo en Asia en la cadena de producción de las empresas occidentales. ¿Qué ocurre cuando una empresa local no consigue entregar un envío pactado para una fecha concreta? Que pierde la opción de recibir futuros encargos. Los incentivos operan así en la peor dirección posible.»