Se exilió a Francia al llegar la guerra y regresó años después para ser suplente de Lezama en el Athletic. Lartaun de Azumendi rescata la historia de este portero singular. Molinuevo, un imán para el gol
«La primera le llegó al comienzo de la liga. El Athletic visitaba Balaídos y la baja de Raimundo Pérez Lezama puso a Molinuevo en su lugar. El partido terminó después de que el meta bilbaíno entrara en su propia portería hasta en cinco ocasiones para recoger el balón (5-1). Pero hubo una segunda ocasión una semana más tarde. En San Mamés y frente a la Real Sociedad de San Sebastián. Un lujo de debut ante su parroquia. Ese 28 de septiembre del 47, Molinuevo encajaba tres goles del vecino para que su equipo volviera a perder, esta vez por 1-3. Para la tercera jornada, Lezama ya se encontraba en condiciones para disputar el encuentro y el goleado arquero encontraba acomodo al final del banquillo. Aún disputaría tres choques más esa campaña con el resultado de un empate a dos en Oviedo, una victoria por 6-1 en casa frente al Alcoyano y una sonrojante derrota por 7-1 en Tarragona.»