Escribe Pablo Iglesias sobre Políticos ingenuos y políticos corruptos, que la corrupción es estructural, no personal.
«Comparar la corrupción política con la falta de honestidad individual en el ejercicio de una profesión resulta tan falaz como comparar el presupuesto de una familia que no llega a fin de mes con la hacienda pública, para justificar los recortes. Una familia no puede perseguir el fraude fiscal, ni emitir bonos de deuda, ni aumentar la progresividad del sistema impositivo. Y del mismo modo, la corrupción no tiene que ver tanto con la ética individual como con las reglas de funcionamiento de la política.»