Juan Ignacio Jiménez Mesa: “En Londres y en otras grandes ciudades están convencidos de que hay que disuadir al ciudadano para que no venga con su coche al centro. Lo piensan sobre todo los que, teniendo la obligación, no previeron el desarrollo del parque móvil para ejecutar en su día las vías de acceso, los estacionamientos, las conexiones con las autovías y todo lo que podría haber facilitado el libre uso de un bien tan útil como el automóvil, que, digan lo que digan, es uno de los mejores inventos de la Humanidad, reflejo de una calidad de vida que se merecen todos los ciudadanos, no sólo los que puedan pagar el peaje.” Pero nadie prohibe la entrada en el centro de Londres, lo que se penaliza es la entrada en coche. Los automovilistas (soy peatón), en su solipsismo rayano en la idiocia, creen que el espacio que ocupan con su coche es el mismo que el que ocupa su persona, cuando en realidad están ocupando el espacio de ocho y diez personas. Para ocupar tanto espacio en una ciudad apretada como suelen serlo las europeas, hay que pagar. Esa es la bronca. Gratis total.