Sobre prostíbulos y literatura, sobre Onetti y Vargas Llosa habla Juan Tallón. Aquellos sí eran puticlubs
«Eligen el burdel para desentrañar bajo techo, desde cierta perspectiva de la libertad, y al mismo tiempo la opresión, los huecos sórdidos y marginales de la realidad. Ahí, en ese espacio cerrado, también se gestan los sueños y las frustraciones de una sociedad. Porque de eso van la literatura y la vida: aspiraciones y fracasos, promesas y conflictos. El prostíbulo solo es, en ese contexto, una herramienta para ejercer el relato de la metáfora de una época. Otros prefieren el viaje, o la familia, o el crimen, o la metaliteratura. Ellos eligieron el puticlub y con ese mueble, como diría Anne Sexton, hicieron un árbol.»