Paul Gascoine, uno de los mejores jugadores británicos de la historia, vuelve a la vida una vez más, después de haber estado a punto —una vez más— de perderla en alcohol. Pol Gustems, Gazza, últimas palabras.
«No tiene buen aspecto para un hombre de 45 años, pero está mejor. Ha perdido peso y se ha arreglado los dientes. Nada que ver con su imagen a principios de febrero, cuando un Gascoigne inflado, sudoroso y temblando de forma alarmante apareció en el Park Inn Hotel de Northampton en un evento caritativo. Estaba nervioso, se llevaba las manos a la cabeza, seguía temblando, la voz le fallaba: “I’ve had a f*** hard month. F*** hell”. Había vuelto a beber. Su representante Terry Baker era quién le hacía las preguntas. Gazza contestaba a duras penas. La escena era tremebunda, inexplicable. ¿Cómo podían mantener a aquel hombre en su estado allí sentado si ni siquiera podía moverse por su cuenta? No habría dado dos pasos sin caerse y después no habría podido levantarse. Lo más lógico era llevarle corriendo al hospital, o como mínimo apartarle de esa comparecencia pública. Sin embargo, allí se quedó. El vídeo de Northampton llegó a los medios y de allí a los ojos de antiguos amigos que decidieron ayudarle una vez más. »
2013-04-23 14:48
Este caso trae a la memoria inevitablemente el del también futbolista George Best, penosa y lamentable hazaña de un sinvergüenza que después recibir un hígado en trasplante siguió bebiendo hasta destrozarse totalmente. Es imperdonable que tras recibir el órgano de un semejante tengas la poca hombría de no cuidarte. Que no se repita, por favor.