Alfredo Bruñó arremete contra ese elitismo que elogia la literatura ‘sin concesiones’, sin darse cuenta de que el escritor debe dar las concesiones necesarias para que se pueda entrar en él, aunque sea con antorchas: ”’Sin concesiones’ es la versión contemporánea, y un poco de andar por casa leyendo suplementos, de la obra secreta de otros tiempos más difíciles, de la obra no apta para neófitos y no iniciados, la que había que ocultar de la ignorante y muchas veces letal y vengativa mirada del vulgo. La obra secreta pertenece al miedo a la muchedumbre; la obra sin concesiones, también. Ambas huyen del juicio, y al hacerlo, rehuyen cierta responsabilidad: la de hacer democracia.”
El encuentro sin concesiones.