Jim Holt reseña un ensayo que cuenta el origen de los ordenadores, y lo hace de tal modo que sirve tanto como resumen perfecto para no leerse el libro o como acicate para lanzarse a comprarlo: Cómo explotaron los ordenadores.
«No fue sólo el ímpetu militar tras el proyecto lo que despertó la oposición en el instituto. Muchos pensaban que un monstruo semejante, capaz de realizar tal número de cálculos, fuera cual fuera su propósito, no tenía lugar en lo que estaba concebido como una especie de paraíso platónico para la erudición y el conocimiento en estado puro. El Institute for Advance Study fue fundado en 1930 por los hermanos Abraham y Simon Flexner, filántropos y reformadores educativos. El dinero procedía de Louis Bamberger y su hermana, Caroline Bamberger Fuld, que vendió su participación en la cadena de grandes almacenes Bamberger a Macy’s en 1929, pocas semanas antes del colapso bursátil.»