Revoluciones ya hubo, por estas mismas razones, y salieron más bien regular. Habla Grace Morales. Revolución.
«La Vicalvarada de 1854 comenzó, como es tradicional por estos pagos, con una asonada militar, encabezada, eso sí, por mandos de tendencia menos autoritaria, incluso hasta progresista, dirigidos por el moderno general O’Donnell. Su enfrentamiento con los militares afectos a Isabel II quedó medio en empate, por lo que convirtieron el golpe de estado en un pronunciamiento popular, azuzado en la sombra por los banqueros, que debieron ver en aquello un excelente rédito. Un joven Cánovas del Castillo, ya afiliado al Partido Progresista, escribiría el Manifiesto del Manzanares, donde prometía al populacho la bajada de los impuestos y la regeneración de la clase política. Todo un clásico de nuestra historia. »