Este artículo lo escribía Francisco Fuster hace más de un año, y a fe que tiene toda la razón del mundo: Cincuenta años sin Julio Camba: razones para un rescate editorial.
«Menos comprensible es que este silencio tan desproporcionado de unos con respecto a los otros se haya perpetuado en la universidad española, donde son pocos los manuales de literatura que se salen de lo establecido para ir un paso más allá y dedicar algo más que una nota al margen (nunca mejor dicho) a lo podríamos llamar – siguiendo esta concepción canónica y exclusiva – los heterodoxos. Si estos autores a los que me refiero se han dedicado a géneros periodísticos – la crónica o el artículo de opinión – cuya naturaleza literaria ha estado siempre cuestionada, el resultado es mucho más fácil de prever. El periodismo español de la primera mitad del siglo XX (y aquí también hay que hacer alguna excepción) ha pasado relativamente inadvertido para los estudiosos de la literatura española que se han dedicado al período que abarca esa “Edad de plata” tan bien estudiada por José-Carlos Mainer, uno de los pocos historiadores que – dicho sea de paso – sí han reparado en estos desheredados de la gloria póstuma; no en vano dedicó su hoy lejana tesis doctoral a Wenceslao Fernández Flórez y ha reservado un espacio a muchos de ellos en los brillan.»