Detallado relato de Los Bollée, familia de inventores, donde podemos asistir a los albores de la automoción de la mano de Alejandro Polanco Masa.
«Hacia 1872 el bueno de Amadeo estaba dando forma a algo que sus vecinos veían como toda una locura. ¡Un “carro” a vapor! ¿Pero dónde vamos a llegar? Tenemos ferrocarriles y buenos caballos, ¿para qué necesitamos coches autopropulsados? ¿Qué será lo siguiente? ¿Acaso volar o viajar a la Luna? ¡Qué locura! Sí, despertaba el asombro, y la mofa, de sus contemporáneos, pero eso pasó pronto porque lo que era una idea caliente se convirtió en uno de los primeros automóviles prácticos de la historia. Y gustó, sí, gustó mucho.»