Unas células extraídas sin permiso de un cadáver supusieron numerosos descubrimientos científicos y permitieron salvar miles de vidas, pero suponen también un engorroso embrollo moral: La polémica inmortal de Henrietta Lacks, por Nuño Domínguez. [Ref.: JAGL]
«El problema no es ya la malograda Lacks, sino sus descendientes. Ellos llevan en cada una de sus células parte del genoma que Steinmetz y su equipo habían publicado en abierto. Según algunos expertos, esos datos exponen al público material privado y sensible, como, por ejemplo, si tienen una mayor propensión a sufrir cáncer o un infarto, una información que podría inaugurar una nueva era en la que las personas sean discriminadas por su ADN.»