Bien lo dice Bárbara Alpuente: ¿Alguna vez ha servido de algo “ir con cuidado” en las emociones “por si luego nos dan el palo”? Vivir.
«A veces, tampoco muchas, las cosas van sospechosamente bien. Es entonces cuando empezamos a vivir con escepticismo, esperando que todo forme parte de una broma del destino, que es un cachondo mental. Salimos a la calle pensando que tarde o temprano se acercará alguien con un ramo de flores a decir: “¡Inocente! Que no te han ascendido, ¡que en realidad te han despedido!” “Que no, que no quiero salir contigo, ¡la que me gusta es tu amiga!” “Que no era un resfriado, ¡es una tuberculosis!”. Y caminamos despacito, como si fueran a darnos un susto en cualquier momento: “Me va bien, sí, pero no voy a emocionarme mucho porque nunca se sabe…”. »