Juan Carlos Arce: “Drogas, armas y arte componen una terna de comercio ilegal que está situando a la pintura o a la escultura al mismo nivel que la heroína, la cocaína o los misiles nucleares. No cabe duda de que se trata de un extraño y, desde luego, muy peligroso parentesco.” Y desde mi pequeña burguesía: ¡qué emocionante! Además, no hay nada que mueva mejor al artista que la idea de la transgresión. El artista como criminal es uno de los grandes mitos de la modernidad; Baudelaire aprovecha esta idea para crear toda su obra. Picasso entra en el juego cuando Apollinaire lo convence para robar la Monalisa. El sentido de un timo alegre está en la raíz del primer arte pop. En mi arte, el teatro, no hay nada más divertido que el contrabando de ideas, colar lo prohibido, lo que no se debe pensar bajo un manto respetable y cotidiano. Me lo paso bomba.
Arco.