Siempre está bien recordar a Philip K. Dick. En esta ocasión es Alfonso Merelo quien lo hace. Philip K. Dick. La ciencia ficción paranoica.
«En la década de los 60 experimenta con las drogas habituales de la época hippy, principalmente con el alucinógeno LSD que consumiría en algunas ocasiones. Dick era un adicto a las anfetaminas y al alcohol lo que le produjo un primer episodio psicótico en 1963 en el que cree ver una cara que lo vigila desde el cielo. Esta visión daría forma al personaje de su novela Los tres estigmas de Palmer Eldritch. Sus experiencias con el ácido sólo contribuyen a incrementar los episodios psicóticos y a que esa cara diabólica lo siga acosando. Se ve incluso como una reencarnación de un personaje romano muerto en el Coliseo. Al parecer, la única experiencia feliz con el LSD se produjo en una visión en la que se veía redimido por el salvador –esta alucinación la incluiría como base de Fluyan mis lágrimas, dijo el policía-. Esta etapa de coqueteo con las drogas provoca su siguiente divorcio, y mientras tanto sigue escribiendo y afianzándose como uno de los mas importantes escritores de ciencia ficción en USA.»