Sobrecogedor, hermoso, conmovedor, imprescindible este texto de Carlos Acevedo sobre el suicidio, escrito en primera persona. Plena presencia.
«Leía constantemente sobre el suicidio, miraba películas donde la acción se centraba en la reacción de los personajes ante ello, contrastaba opiniones y citas sobre el ídem, fijaba mi atención en la obra de los suicidas buscando algún desliz que anticipase un algo, que arrojase algo de luz al respecto. Luego abocetaba, de a poco y por la noche, buscando consignar qué elementos lo convertían en un tema progresivamente más complejo y atrayente. Me preguntaba por qué es difícil de administrar cuando se piensa como un gesto que enuncia una estrechísima relación entre la vida y la libertad o entre libertad y vida. »