Esto, queridos lectores, ya no es un rumor. Ya no pertenece a esa categoría imprecisa del murmullo que pueden provocar unos pocos; ya no es el leve temblor que precede al terremoto ni el crujido imperceptible que anuncia el alud. Cuando un columnista como
José Luis García Martín, habitualmente dedicado —bien dedicado— a producir textos literarios o culturales, denuncia en su columna la falta de libertad y grita ¡No a la guerra! es que esto, queridos lectores, es ya un
Clamor.