La renuncia de Benedicto XVI abre el apasionante proceso de elección del nuevo papa. Pablo Simón da un repaso a cómo ha variado el sistema de elección a lo largo de la historia de la Iglesia. Cuando vota el Espíritu Santo
«Si atendemos a la Biblia la elección de San Pedro como primer padre de la Iglesia no tuvo demasiado misterio ya que fue directamente designado por Jesús. Más problemas, sin embargo, tuvo la elección de sus sucesores. Según sabemos por los escritos de la época la elección de obispos y líderes de las comunidades cristianas se hacía por unanimidad. Aunque era normal que los padres de la congregación indicaran su preferencia por un candidato, la regla era el acuerdo unánime o, en sus otras modalidades, la aclamación o la aquiescencia. Como reza el principio clásico; Vox populi, vox Dei. Sin embargo, este sistema de elección generó importantes conflictos y cismas desde el primer momento. Quizá adecuada para comunidades pequeñas, la unanimidad genera tendencia a la secesión en demos diferentes cuando aumenta en tamaño o crece la heterogeneidad de las comunidades»