En el ámbito médico los avances tecnológicos son milagrosos. Por ejemplo, hoy en día a uno le pueden meter una cámara del tamaño de una cápsula por el cuerpo para ver los problemas de los órganos internos; por ejemplo, cuando vamos ahora al dentista te ponen una anestesia y apenas te enteras ya de todo lo demás que te puedan hacer. Hasta se puede ya operar a distancia. Sin embargo, nada, ninguna tecnología ha logrado sustituir, por ahora, a unas palabras tranquilizadoras o a los ojos del médico que perciben que ese color mortecino de la piel.
El hombre, la máquina y la salud, de
Eduardo San Román.