Pedro Jiménez pone sobre la mesa sus dudas sobre la eficacia, tal y como está planteado ahora mismo, de los cursos masivos y abiertos a través de Internet. ¿Aprender en el centro comercial?.
«¿Sabías que el origen está en el trabajo de Siemens y Downes sobre el conectivismo? De alguna manera, luego, las universidades y las academias se han llenado la boca de “¡Abrimos la universidad! ¡Abrimos nuestros cursos! ¡Todo el mundo a aprender!”, y el llamamiento es tan optimista que huele más a marketing que a un cambio real. Vale, cuando tanta gente se apunta a un MOOC, algo de sentido tiene. En el famoso ejemplo de la Stanford University se apuntaron más de 160.000 personas a aprender inteligencia artificial. Aun así, no dejo de pensar en la entrevista de Mercè Molist a Martin Dougiamas (creador de Moodle), en la que decía: “En el fondo, Moodle es un sistema de control. Convierte a la institución en un entorno protegido dentro de Internet y da mucho poder a los profesores”, y la mayoría de MOOC no salen de ahí. O al menos esto no lo cuestionan. »