Un vistazo de Adrián Hiebra a la última película de un cineasta muy singular: Una de Wes Anderson.
«Pero el repertorio no suele bastar, pienso mientras leo algunos artículos sobre Moonrise Kingdom. Parece que muchos de los que la han visto, perspectiva “planeta Anderson” y prisma naïf en ristre, se han quedado a medias, en el “exquisito trabajo visual” y en la “melancolía” que despierta el “amor platónico” de Sam y Suzy (ejemplo de otro mecanismo crítico común, por cierto: presuponer la falta de profundidad del relato para justificar la del análisis). Es una lástima, porque en contra de lo que aparenta creo que es, sino la más, una de las películas más descarnadas del director.»