Santiago García escribe un extenso y muy interesante texto sobre la relación entre Roy Lichtenstein y el cómic. El punto de Lichtenstein. Vía F.Naranjo.
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Aunque Lichtenstein es un artista infinitamente reproducido en medios impresos, desde libros hasta postales y carteles, es importante, como decía, ver sus obras de primera mano. Es importante encontrarse con su presencia física, con su materialidad, sus dimensiones y su textura. Es importante, digo, porque dadas las características de su obra, la reproducción impresa produce una transformación que parece devolver el material fuente a su origen. Es decir, al ver reproducido en un libro un cuadro basado en una viñeta de cómic, perdemos la escala del cuadro (normalmente, decenas de veces mayor que la fuente), perdemos su localización y fisicidad (ya no está en una pared, ya no es algo que contemplamos de pie, cara a cara) y perdemos las imperfecciones de la pincelada real sobre el lienzo real, porque la reproducción aplana todo en la perfección de la tinta industrial sobre el papel de una manera similar a la que lo hace con los originales de un dibujante de cómics.»