Dice José Antonio Montano que ahora todos escribimos y aplazamos la lectura para mejor ocasión, porque urge decir, más que entender. Hipócrita escritor.
«Hace una o dos generaciones todavía se prestigiaba al lector. Castellet publicó La hora del lector; Gil de Biedma respondía a la pregunta de por qué había dejado de escribir con aquello de “al fin y al cabo, lo normal es leer”; Borges declaraba “que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído”; y Savater suele repetir que jamás habría escrito si le hubieran pagado por leer… Estos lectores han sido también escritores, y por eso los conocemos: pero su escritura nacía de la lectura; rodaba, por decirlo así, por el asfalto de la lectura. Nuestra escritura, en cambio, se desliza en una suerte de aquaplaning: va por encima de textos que no terminamos de leer, en los que no terminamos de aterrizar.»