La cosa no está tan avanzada como parece indicar Javier Martín en Las impresoras 3D llevan la fábrica a casa, pero es un buen artículo para hacerse una idea de lo que llegará más pronto o más tarde. Para estar preparados pueden ir leyendo “La era del diamante” de Neal Stephenson.
«Desde que en 1995 a los estudiantes del MIT Tim Anderson y Jim Bredt se les ocurriera destripar una impresora para sustituir la inyección de tinta por un polvillo, las impresoras 3D han saltado de la gran industria al entorno doméstico. No es aún lo habitual, pero pronto lo será. La acelerada caída de sus costes, a una velocidad que no conocieron el ordenador ni la impresora láser, hace prever que en una década la impresora 3D será tan popular en los hogares como lo es hoy la convencional. Mientras tanto, la industria farmacéutica y médica aplica las impresoras 3D para sus investigaciones. También despachos de profesionales la incorporan para abaratar costes o ganar tiempo en sus proyectos.»