José Joaquín Iriarte escribe sobre la injustifica fobia (y veto) de los israelíes hacia Wagner: Hijos de Sión: escuchad a Wagner.
«Se puede escuchar a Wagner en los teléfonos móviles pero no en las salas de conciertos, no hay ninguna prohibición de venta de música wagneriana en las tiendas de discos, no está prohibido legalmente… pero no está permitido, está mal visto. Es persona non grata. En el imaginario judío se ha instalado al autor de Tristán e Isolda en el frontispicio de sus personajes malditos y es hora de preguntarse el porqué de esa animadversión.
La respuesta que dan es que Wagner fue antisemita. La dan gente docta y menos docta. O esta otra: a Hitler lo embelesaba Y ahí acaba el razonamiento.»