No se me ofenda si le llamo “político ambicioso”; podría ser hasta un halago, pero J. Esteban Mucientes detecta que hay una docena de palabras con mala prensa en España (o más).
«¿Por qué tener ambición se considera como negativo siendo un valor en otros países? Seguramente por la envidia cainita de que a otro le va mejor que a ti o porque somos un país de pobres conformistas que no sólo no queremos tener más cosas sino además mejores. Y esto vale para todo: política, empresa, Administración… Y no, para mí una persona ambiciosa no es mala. Sí es malo un trepa, un aprovechado, un egoísta. No os equivoquéis: yo soy ambicioso, tengo la ambición no de ser el mejor, sino de estar mejorando continuamente. ¿Es eso malo?»