Souvenirs de la muerte. El archivo del corresponsal de guerra, Plàcid Garcia-Planas reflexiona (y muestra) sobre los objetos que la guerra convierten en marketing para coleccionista.
«¿Hice lo correcto al comprar ese mechero, aunque mi intención sólo fuera reflexionar sobre el negocio que se hace con el dolor de los demás? ¿Hice lo correcto al comprar en Nueva York, unos años antes, un Titanic hinchable con su correspondiente iceberg? El trasatlántico se vendía con un pequeño motor a pilas para dirigirlo hacia el bloque de hielo. Los más de mil quinientos pasajeros ahogados no estaban incluidos en la caja: hay que imaginarlos. Y hay que imaginar la inclinación del Titanic desplazando lentamente su eje de gravedad, con las vajillas cayendo de las estanterías y estrellándose en formación contra el suelo.»