José Manuel Caballero Bonald ha recibido el Premio Cervantes y Antón Castro recupera una entrevista que le hizo hace algunos años. Diálogo con José Manuel Caballero Bonald.
-Decía García Márquez que él de repente lee “La metamorfosis” de Kafka y se dice: “Si se puede escribir así, quiero ser escritor”. ¿Le sucedió algo semejante con algún libro?
-Sí, de pronto descubrí en la pequeña biblioteca familiar, en la casa de Jerez, una biografía de Espronceda de Narciso Alonso Cortés, un historiador de la literatura de Valladolid ya prácticamente olvidado. Me quedé deslumbrado por el personaje, no por la poesía. Era un hombre que había hecho de todo: murió con 34 años y había luchado en las barricadas de París, había fundado una sociedad secreta, había estado preso, exiliado por su republicanismo exacerbado, había sido diputado, guardia de corps, había trabajado en la Delegación española en La Haya, etc. Y además, por si todo esto fuera poco, se marchó con una muchacha de la que estaba enamorado desde que era una niña, Teresa Mancha, la había conocido en Lisboa, y tuvieron una hija. Y así hasta que Teresa un día se fue de su lado porque las relaciones se fueron enconando, envenenando, y un día Espronceda, que ya es el prototipo del romanticismo, paseando por la calle Santa Isabel de Madrid, se asoma a una ventana donde había un velatorio y descubrió que la muerta era su amante, y escribió su “Canto a Teresa”, que, por otra parte, es magnífico. Ahora va a aparecer en la colección Omega un libro mío sobre Espronceda.