Según Daniel Handler no leer poesía no es un problema de gustos, sino de momento y lugar: Cómo, cuándo y dónde leer poesía.
«Yo leo dos o tres poemas seguidos de Campbell McGrath y quedo contagiado de alegría por ese aliento entusiasta. Si leo siete u ocho, me resulta admirable que pueda mantener una consistencia de tono y a la vez ser sorprendente todo el tiempo. Si leo diez o doce, tal vez sea suficiente Campbell McGrath por un tiempo, sin ánimo de ofender. Si leo dieciocho poemas sin respiro, bueno, Campbell, ya cállate. ¿Qué le voy a hacer?»