La eliminación de la beca de cómic Alhóndiga de Bilbao ha caído como un mazazo en el mundillo del noveno arte nacional. Santiago García habla de ello. Lo peor ha llegado. Leed también los comentarios, muy interesantes.
«La beca que concedía La Alhóndiga es una ayuda económica que se complementa con la colaboración establecida con la Cité Internationale de la Bande Dessinée et de l’image, un organismo francés que, entre otras cosas, posee una institución llamada La Maison des Auteurs, sita en Angulema, la capital europea del cómic, y destinada a fomentar la creación de obras nuevas. El ganador de la beca Alhóndiga, pues, recibía su ayuda económica para ingresar en la citada Maison, donde podría desarrollar en condiciones óptimas el proyecto propuesto, hasta convertirlo en un cómic real, final y acabado. Y hasta ahora, los ganadores de la beca Alhóndiga habían cumplido sobradamente con ese mandato. Clara-Tanit Arqué hizo así ¿Quién ama a las fresas?, Lola Lorente, Sangre de mi sangre, Martín Romero, Las fabulosas crónicas del ratón taciturno, Álvaro Ortiz, Cenizas, y Alfonso Zapico, Dublinés, que, con toda la ironía del mundo, acaba de ganar precisamente el premio nacional del cómic. Estoy seguro de que, sin la beca, algunas de estas obras no habrían llegado a publicarse nunca, o estarían aún a estas alturas arrastrándose penosamente por la mitad de su producción mientras su autor intentaba ganarse la vida con algún trabajo alimenticio por el día para pasar las noches dibujando entre cabezadas.»