Magnífico este texto de Carlos López sobre la importancia del tiempo para un guionista: en el proceso de escritura y en el propio guion. La medida del tiempo.
«Me gusta imaginarlo así, en tono casi bíblico: en aquellos días en que los pioneros lo inventaron todo, el productor llamó urgentemente al guionista para reclamarle que dividiese el guion en escenas, así podría agrupar las que sucedieran en el mismo lugar y rodarlas todas seguidas, con el consiguiente ahorro en desplazamientos del equipo. Desde aquel día, se nos obligó a contar las historias en fragmentos, en pequeñas unidades de tiempo y lugar, y la suma de todos esos trocitos daba lugar a una película. Aquello nació, ya digo, para ahorrarse unos dineros. La necesidad, como siempre, acabó en virtud: nació la elipsis, lo que sucede entre una secuencia y otra y no se muestra al público. La mejor arma del guionista. La que mide el tiempo de la historia que contamos.»