Miguel Artime habla de la Torre David, el racacielos de los pobres, un edificio venezolano a medio terminar reconvertido en chabola vertical.
«Torre David se encontraba finalizado en un 90% en el momento en que fue abandonado, tanto el proyecto como la propiedad. La infraestructura eléctrica aún no se había instalado. Los pisos bajos carecían de suelo, tuberías de desague y pintura. En la planta sexta se habían depositado grandes láminas de marmol destinadas a un proyectado hotel de lujo, aunque su instalación nunca llegó a iniciarse.
Como no podía ser de otro modo, los saqueadores se las llevaron a las primeras de cambio. Luego llegaron las familias, más de 750, que se fueron mudando a la torre a lo largo de los años, ocupando la esquelética torre de oficinas como si se tratase de una barriada vertical.»