En su blog, Ilcorvino, Martín Zariello parte de una reflexión sobre “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole y, con un humor grueso, repasa algunos síndromes de la nueva democratización de la expresividad en internet: Ignatius Reilly y el voto calvinista de los conservadores rurales.
«Alguien dirá: “pero éste no quiere a nadie”. A lo que yo responderé: “Para qué querer algo más si ya tenemos a Charly García, a Borges, a nuestra abuela”. Hemos arruinado el universo simbólico con nuestras veleidades artísticas. La conjura de los necios tal vez fuera una novela por entregas de un blog llamado Teología y Geometría o Decencia y Buen Gusto, las cuatro cosas que, según Ignatius, le faltan al mundo moderno. Obviamente, no lo leería nadie. Pero Toole no se suicidaría. Los bloggers no se suicidan, se van a Twitter».