”¿Y si incluyo a los demás en mi alegría? En el trabajo cultural, supongo que eso significa que tengo que ser inclusivo. Que no puedo escribir para excluir. Que la gente que hace teatro tiene que invitar al público a entrar en el teatro. Que la gente que hace música tiene que invitar a escuchar.”
Alfredo Bruñó estuvo en Sevilla y se trajo de allí un poco de la luz andaluza para iluminarse y pensar que “El trabajo como algo divertido se me antoja como la máxima de las libertades”. No habla, claro, del trabajo como
chollo, como excusa para no hacer nada, sino de un trabajo que se incruste en tu forma de vida, que forme parte de ella como lo forma un hijo o una partida de cartas con los amigos:
El encuentro en Sevilla.