Qué bonito esto que ha escrito Doxa Grey sobre su experiencia en sus primeros meses como profesora de español en China, pero también sobre el ser profesora en general. ¿Cómo va eso, Laoshi?.
«La empatía nunca es fácil. Aquí menos. Para empezar, porque lo primero que hay que lograr, con clases como la mía, es hacerse entender. Por supuesto que han estudiado: este es su tercer año de español. Y no tienen mal nivel. De hecho, a veces les exigen un vocabulario bastante más específico que el que pueden exigirle a un estudiante de grado de Economía. Pero es como mucho la segunda vez en sus vidas que tienen un profesor extranjero que se dirige a ellos sólo en español. Y después está el contenido, sin ilustraciones, y en un registro que calificaríamos no ya de formal o ceremonioso sino directamente de viejuno.
Así está el tema. Y cuando, después de lo que consideras una intervención gloriosa sobre el sexo de los ángeles, miras sus caras y ves un mar de bocas entreabiertas y entrecejos fruncidos. Casi se pueden intuir un montón de tiempos verbales y palabras con las consonantes cambiadas centrifugando en sus cabezas. Y entonces es cuando hay que tomar aire, decir “de acuerdo” y volver a repetir, más despacio, con cuidado, dándote cuenta de cuánto hay de cultural en todo esto y de que es jodidamente difícil explicar a quién llamamos Fulanito o qué significa que hoy es tu santo. Y aún no hemos hablado de gramática.»