Siempre Frankenstein, Noel Ceballos: El monstruo.
«Porque siempre ha estado ahí para nosotros. Antes de leer sobre Ello, antes de verlo en películas, ya sabíamos exactamente qué forma tenía. Como el vampiro, forma parte de la memoria ancestral. La cabeza cuadrada. La chaqueta desgastada. Las botas. Los tornillos. Los ojos. Sus ojos. Nos identificamos inmediatamente cuando somos niños: su tosca ternura, sus pasos dubitativos, su brutal inocencia.»