Joan Justribó se pregunta por qué Lance Armstrong no arrastra en su caída a los sistemas y organismos que no pudieron —o no quisieron- evitar la trampa continuada en el ciclismo: ¿Quién juzga a la UCI?
«La UCI tampoco dijo ni ‘mu’ cuando el ahora paria le entregaba donaciones de cinco ceros, y su lamentable ex presidente, Hein Verbruggen, insistía en que Lance“jamás se ha dopado”. Un visionario al que, como a su sucesor, habría que pedirle ahora responsabilidades, y no sólo por haberse equivocado o haber callado lo que a buen seguro le contaron en su día sobre Armstrong; también por haber sido incapaz de controlar la trampa constante en su deporte, que está pagando un altísimo precio por haberse tomado en serio la lucha contra el dopaje que otros deportes siguen esquivando.»