Se extiende la misoginia con la crisis. Eso sostiene Carmen Castro en Peligra la vida por el excesivo ‘riesgo-país’.
«La misoginia institucional es ‘la mano visible’ del desmantelamiento de las políticas de igualdad, bajo el amparo del nuevo fundamentalismo neoliberal de déficit cero. Y el neomachismo actúa como carburante que hace que vaya calando la sensación de total impunidad de quien pisotea, incumple y alardea de la vejación en el tratamiento hacia las mujeres. Hasta quienes actúan como representantes de las instituciones y del gobierno se mofan de los derechos de las mujeres, atreviéndose a dar un barniz de ‘normalidad’ al abuso, acoso sexual y a la violación de las mujeres.»