Octavio Rodríguez Araujo ve en las formas y en los primeros movimientos de Lula una esperanza para nivelar el mundo: ” La guerra mundial contra el hambre, contra la pobreza y contra las desigualdades no es un planteamiento retórico del presidente brasileño. Es la prioridad número uno si se quieren evitar otras guerras y una mayor destrucción del planeta. Las derechas que gobiernan casi todo el mundo deberían entenderlo. Sus políticas tendentes a aumentar las desigualdades, favoreciendo a los empresarios que, por la naturaleza de su actividad, no suelen tener conciencia social, deben ser modificadas.”
Otra guerra es posible.